La señora Leonor Serrano de Camargo es la propietaria de un terreno de aproximadamente 250 hectáreas ubicado entre las dos entradas al casco urbano del municipio (Cucharal y Jaibana), la antigua vía Panamericana y la nueva variante que comunica a Bogotá con Melgar.
Opinión
Por: El Observador
Se trata del mejor espacio que pueda tener la ciudad para su proyección urbanística por su ubicación, su topografía completamente plana y su autosuficiencia de agua para los más de 50.000 habitantes que podrían tener asiento en el sector, pues el suministro con el que cuenta no depende del acueducto municipal.
Doña Leonor ha presentado ante las autoridades municipales en tres oportunidades el proyecto para desarrollar en el lugar un complejo habitacional que en la última oportunidad alcanzaba para construir diez mil soluciones de vivienda, sin embargo en las tres ocasiones ha sido negado.
La propuesta no solo implica la construcción de unas casas y apartamentos; implica el desarrollo urbanístico y arquitectónico ordenado de la ciudad, la generación de empleo, el mejoramiento de la educación y la salud de la comunidad, es decir el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la Tierra Grata del centro del país.
Implica además la generación de ingresos económicos a las arcas del municipio por la plusvalia que genera el proyecto, es decir la diferencia entre lo que hoy representa en impuestos contra lo que puede recibir el erario público por el aporte de las diez mil soluciones de vivienda, sumado a las exigencias que pudiera hacer la administración en contraprestación por la modificación de la normatividad que cambiaría los terrenos del sector rural al urbano.
Si los fusagasugueños estuviéramos gobernados por mandatarios de mente abierta al progreso, consientes del crecimiento y desarrollo organizado de la ciudad, doña Leonor no tendría que presentar este tipo de iniciativas a la ciudad, serían esos mandatarios los que le tendrían que proponer a ella la generación de los proyectos del desarrollo que necesita Fusagasugá.
Sin embargo acabamos de presenciar un Cabildo Abierto en el que se puso en discusión la iniciativa ante el Concejo Municipal donde los moderadores de la Mesa Directiva del Concejo y algunos de los integrantes del cuerpo legislativo mostraron su desidia ante la propuesta, la falta de respeto para con los asistentes al evento y lógicamente todas las mal intencionadas pero legales formalidades del desarrollo del cabildo, todo con el fin último de entorpecer la iniciativa.
A lo anterior se suma la decisión y respuesta formal del Señor Alcalde de negar la posibilidad de incluir los mencionados terrenos de extensión urbana en urbanizables con argumentos que contradicen las mismas actuaciones de la administración municipal, pues considera el Administrador que no se puede aprobar la construcción de nuevas viviendas mientras no se solucionen problemas de aguas, al tiempo que dan licencias de construcción en lugares de alto riesgo o sitios inapropiados a la vista del crecimiento ordenado del municipio.
Es lamentable que nuestros ilustres dirigentes dejen pasar una oportunidad tan interesante como la que propone doña Leonor, solamente por la no conveniencia política, económica o simplemente de recelos personales por ser quien es la dueña de esos predios.
Personas que hoy están de paso y a poco tiempo de dejar sus asientos de poder, nos dejan ante la incertidumbre de ver crecer ordenadamente la Ciudad Jardín de Colombia, y con la posibilidad de que los mencionados terrenos cambien la orientación que hoy se les quiere dar en detrimento de la ciudad que queremos dejar a las nuevas generaciones.
Cordial saludo: El Observador.
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