En el municipio de San Bernardo, ubicado en las montañas del sur de Cundinamarca, se observa un fenómeno poco común que ha captado la atención tanto de la comunidad local como de numerosos visitantes. Este curioso proceso de conservación natural de los cuerpos ha llevado a que el lugar sea reconocido por su singular forma de preservar la memoria de quienes han pasado a mejor vida. La zona, situada a 90 kilómetros de Bogotá, ofrece un ambiente que desconcierta por su capacidad de detener la descomposición, transformando la muerte en un elemento de identidad cultural.
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La particularidad del fenómeno se remonta a 1963, cuando durante una exhumación en el cementerio local se detectó que el cuerpo presentaba características de conservación inusuales. En esa oportunidad, no se apreciaron signos evidentes de descomposición, puesto que se observó la piel, el cabello e incluso parte de la vestimenta en un estado notable. Con el paso del tiempo, varios casos similares dieron a entender que se trataba de un proceso natural, vinculado a las condiciones ambientales propias del municipio.

Expertos e investigadores han sugerido que varios factores convergen para lograr esta conservación. Entre los elementos que se consideran determinantes destacan:
• Las bajas temperaturas y la escasa humedad atmosférica.
• La particular composición del suelo de la región.
• La dieta y hábitos tradicionales de la población local.
Estas variables actúan conjuntamente impidiendo el crecimiento bacteriano y, al mismo tiempo, favoreciendo una deshidratación natural, lo que retarda la acción de los procesos de descomposición.

Ante este fenómeno se instauró el Mausoleo Municipal José Arquímedes Castro, un espacio que ha sido configurado tanto como museo como lugar de memoria. Con una arquitectura sobria y respetuosa, el edificio alberga más de 20 cuerpos, dispuestos en nichos que permiten la visita y el reconocimiento del proceso natural que los preserva sin intervención humana alguna.
Este sitio no se limita a ser una atracción turística; para los habitantes representa un vínculo palpable con la tradición y el recuerdo de sus antepasados. La localidad observa que, en fechas señaladas como el Día de los Difuntos, el mausoleo se transforma en un escenario donde se reúnen flores, velas y expresiones de fe, evidenciando la relevancia cultural del lugar.
La comunidad local se caracteriza por tratar estas conservaciones no como un espectáculo, sino como símbolos de un proceso natural intrínseco que conecta el pasado con el presente. Según testimonios de los residentes, el acto de recordar y honrar a sus seres queridos en este entorno añade un valor emocional significativo al fenómeno.

Asimismo, el mausoleo ha sido oficialmente reconocido como Bien de Interés Cultural desde 1998, lo que refuerza tanto su importancia histórica como su relevancia en el contexto del turismo cultural en Cundinamarca. La denominación del sitio en términos culturales resalta la notable convergencia entre lo natural y lo simbólico presente en la región.
Los visitantes que deseen explorar este singular fenómeno pueden encontrar información práctica que facilita la planificación de su visita. A continuación, se presenta una lista de datos relevantes para el público:
• Dirección: Calle 5 # 2–51, San Bernardo, Cundinamarca.
• Horario de atención: Lunes a domingo, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
• Valor de la entrada: $5.000 por persona.
Estos detalles permiten una experiencia organizada y segura para aquellos interesados en conocer la propuesta cultural y natural del municipio.
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