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¿Cundinamarca, con capital diferente a Bogotá?

por: Omar Gamboa

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Nota del Editor: El dirigente Gustavo Adolfo Orozco Gómez, también candidato a la Asamblea, entrega ambiciosa propuesta cuya suerte depende, en gran medida, del respaldo de todo el departamento.   Gustavo Adolfo Orozco Gómez MANIFIESTO. SOBRE MI TESIS FEDERALISTA. Para consolidar el espíritu de libertad e independencia heredado por nuestros próceres, en el marco del bicentenario, es necesario plantearnos la situación actual de Cundinamarca. La Constitución Política de 1991 delegó a Bogotá como capital del País y como Capital del Departamento. Ante la grave crisis que asoló a la nación y que durante más de dos décadas obligo a tantos y tantos compatriotas a inmigrar principalmente del campo a las ciudades, hizo que la población de Bogotá creciera a tal punto que sus necesidades se expandieron a la par de su población. En la actualidad vemos cómo la imperiosa necesidad del gobierno de la Capital por solucionar esas necesidades ha hecho que como capital de Cundinamarca no consolide las dinámicas para un desarrollo integral de las quince provincias. Por su parte la Gobernación se ha convertido en un fortín político que asegura la permanencia en el poder de la casa política que la ocupe, dejando de lado el proyecto integrador de sus regiones y generando aún mayor desigualdad en sus territorios. Hoy vemos que la toma de decisiones de quien ocupa el solio de la Gobernación está determinada por sus propios intereses y no bajo la consigna del espíritu Republicano con que fue promulgada su designación como Departamento. Cundinamarca necesita con urgencia retomar el debate ante el Congreso de la República para que le sea designada una Capital propia diferente a Bogotá. Y se requiere de una capital porque esta es la forma más adecuada de generar tejido social, equidad en la inversión pública, desarrollo integral y gestión eficiente, para preservar y mantener la unidad de las quince provincias. Es necesario tener nuestra propia capital para que no seamos convertidos en área metropolitana, en alcaldías menores o en el peor de los casos en unos barrios más de Bogotá. Debemos generar progreso a los ciento dieciséis municipios. Una capital propia para Cundinamarca nos permitirá comenzar un nuevo camino en la construcción de identidad y de sentido de pertenencia. Nos permitirá recuperar todas las instituciones departamentales en un nuevo ejercicio y, con un nuevo modelo de gestión, nos permitirá aprender a razonar y articular el modelo de desarrollo departamental desde una nueva óptica, nos permitirá decidir nuestro camino hacia el futuro. Nuestra capital será la mejor respuesta para consolidar la economía territorial. Voy a presentar esta propuesta ante el Congreso de la República. Este es un momento histórico que define los lineamientos con los que defenderemos nuestra autonomía territorial y el derecho al desarrollo concertado primero con los ciento dieciséis municipios que la componen para que el progreso llegue a todo el territorio, para que logremos consolidar el verdadero espíritu CUNDINAMARQUES.