La Gobernación de Cundinamarca y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) han dado un paso adelante en la protección del oso andino, firmando un convenio que busca armonizar la coexistencia entre humanos y esta especie en las veredas del municipio de Manta. Esta colaboración estratégica, vehiculada a través de la Secretaría del Ambiente, busca establecer un modelo de conservación inclusivo y participativo.
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Central a esta iniciativa es la implementación de un enfoque de ciencia participativa para abordar y mitigar las "interacciones negativas" derivadas del contacto hombre-fauna. Estas situaciones pueden resultar en alteraciones comportamentales del oso, daños físicos y afectaciones al bienestar de las comunidades locales. Para ello, se ha presupuestado una inversión de $460 millones, con un aporte significativo de $300 millones de la CAR y $160 millones provenientes de la Secretaría del Ambiente.

Las veredas Palmar Arriba, Manta Grande Arriba y Quimbita han sido designadas como áreas prioritarias. Estas zonas no solo son cruciales para la conservación del oso andino, sino que también requieren intervenciones específicas para mejorar la gestión de las interacciones entre la fauna y las actividades humanas locales. La meta es facilitar un ambiente donde los osos y las comunidades puedan coexistir de forma pacífica y sostenible.
El director general de la CAR, Alfred Ballesteros, expresó el valor estratégico de involucrar a las comunidades locales en este proceso. Destacó la presencia del oso andino en Manta como una oportunidad única para fomentar el turismo de naturaleza y transformar la percepción de la biodiversidad, de adversaria a aliada. Ballesteros enfatizó la importancia de ver esta biodiversidad como un recurso que puede promover tanto la conservación como el desarrollo económico local.
Para crear un entorno favorable que permita reducir conflictos, se diseñaron medidas que incluyen la restauración de áreas degradadas a través de la siembra de praderas y la instalación de cercas eléctricas. Estas acciones, que serán implementadas de acuerdo con los acuerdos de conservación establecidos con las juntas de acción comunal, buscan fomentar prácticas sostenibles desde el punto de vista productivo.
Wilson Avendaño, representante de la Junta de Acción Comunal de la Vereda las Palmas de Arriba, destacó el compromiso comunitario con el proyecto. Según Avendaño, las inversiones en infraestructura, como cercados y la reforestación, no solo benefician al oso andino, sino también a los residentes locales, integrando a toda la comunidad en un esfuerzo común por el bienestar compartido.
La iniciativa se desarrollará en tres fases claramente definidas. La primera fase contempla un diagnóstico detallado del uso del suelo en las áreas de intervención mediante tecnología avanzada como fotogrametría con drones y talleres participativos con la comunidad. En la segunda fase, se formalizarán acuerdos productivos, mientras que en la tercera se implementará un monitoreo constante de la población del oso andino utilizando cámaras trampa, lo que permitirá evaluar la efectividad de las estrategias de manejo adoptadas.
El secretario de ambiente de Cundinamarca, Diego Cárdenas Chalá, destacó la relevancia de este proyecto como un esfuerzo para reducir el conflicto histórico entre el oso de anteojos y la sociedad civil. Chalá subrayó que esta especie, además de ser simbólica, cumple un papel crucial en la protección de los bosques andinos como especie paraguas.
A través de esta alianza, las instituciones involucradas esperan no solo salvaguardar al oso andino, sino también crear un modelo de conservación participativa que sirva de ejemplo y beneficie a largo plazo tanto la biodiversidad regional como el desarrollo comunitario sostenible.
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