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Atraco: Amenazó con apuñalar madre embarazada en Fusagasugá, Cundinamarca

por: Omar Gamboa

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Fue dejado en libertad el pasado 8 de marzo, aparentemente bajo la figura de vencimiento de términos; lo vincularon como presunto responsable de la muerte de uno de sus amigos con quien departía en el sector de La Pampa, al momento de los hechos. Esta vez sorprendió a una pareja que salió en jornada recreativa y de deporte, por el llamado Camino Real  hacia el río Cuja, hace pocos días. Hugo les interrumpió la charla, mientras caminaban, con la cual planeaban el futuro de la familia una vez su heredero viera las primeras luces del mundo, nacimiento que debe ocurrir antes de finalizar año. “Ayúdenme, colabórenme con algo de plata”, les dijo. Mantenía una mirada fría y expresión desfigurada e inusual para un joven de su edad; esos los inquietó según contaron después cuando ya todo había pasado. El esposo, un prestante abogado en Fusagasugá (solicitó mantener su identidad en reserva), le explicó que no llevaba nada representativo por cuanto se encontraba en jornada deportiva; que en otra oportunidad y circunstancias diferentes le colaboraba. Le insistieron en que solo portaban lo necesario para un par de refrescos o un liviano imprevisto; enseguida se alejaron en dirección opuesta. Para ella, por su condición, era difícil salir de la inquietud que el inesperado encuentro le había provocado; trataron de retomar el hilo de la conversación; no lo dijo pero se notaba que la había impactado el semblante de un adolescente que ya entraba en la adultez. Muy seguramente le asaltaba la idea  de que su hijo, aún si nacer, había enfrentado una amenaza que ya se convirtió en algo común dentro de los colombianos. Habían caminado unos cuantos metros más cuando el terror los sorprendió a sus espaldas: “Me dan lo que tienen o cojo a ella a puñaladas”, les gritó. En efecto, se encontraba a muy corta distancia de la futura madre; hacia ella apuntaba una puñaleta que nerviosamente  extendía en su mano. Fueron instantes de horror; Hugosiguió gesticulando palabras que ninguno de ellos comprendió; no estaban en condiciones de entenderlas; solo sabían que se sus vidas se encontraban en inminente peligro. La reacción del esposo calmó al asaltante; “tranquilo, llévese el teléfono y lo que tengo en efectivo”, le dijo alcanzándole lo prometido. Surtió efecto. El bandido se los arrebató y sin dejar su mirada amenazante les advirtió que no lo siguieran si no querían que “los cosiera” a puñaladas. El esposo, tranquilizando a su pareja, le pidió que regresaran a casa “los más pronto posible”. Tenía que garantizar que ella y su bebé estuvieran completamente a salvo. Salieron, desde el sector de La Cruz, hasta la Shell; allí tomaron una buseta para retornar a su residencia. De inmediato él enteró a la Policía a través de un teléfono prestado (se lo facilitó el conductor   que los llevó de regreso) y ésta, sin pérdida de tiempo, dispuso un plan candado. Cerraron todas las vías de escape; se mostraban seguros de que iban a capturar al atacante. Tenían su descripción lo cual lo hacía “inconfundible”. ¡Tuvieron éxito! La Policía lo alcanzó a ver en momentos que Hugo tomaba una buseta hacia el centro de Fusagasugá. Se había percatado que lo buscaban y pensó que con ello lograba burlar a los uniformados. Llegó hasta la Panamericana por el empedrado Camino Real, hasta muy cerca de El Encanto; allí los uniformados detuvieron el vehículo público y lo hicieron bajar. Lo sometieron a los procedimientos de rigor: le encontraron el celular y el dinero que le había despojado a sus víctimas. En la misma diligencia y al verificar antecedentes consultando los archivos digitales, lograron su plena identificación. Supieron que se trataba de alias Hugo”, la misma persona que el 20 de mayo del año pasado apuñaló a uno de sus compinches mientras departían al calor de un “chirrinche” por los lados de La Pampa. Eso, en opinión de expertos en criminalística, habla de la peligrosidad del asaltante. Poco después de ese sangriento hecho el presunto homicida fue detenido por la Policía a corta distancia de la escena del crimen. Recogieron todo el material probatorio con el cual, más tarde, fue presentado ante la Justicia para la legalización de captura. En primera decisión fue cobijado con medida de aseguramiento que lo mantuvo por fuera de las calles hasta el lunes 8 de marzo pasado cuando fue dejado en libertad, aparentemente por vencimiento de términos. Aún este medio trata de establecer la verdadera razón de esta última determinación judicial. Toda esa inquietante historia sobre los antecedentes de Hugofueron comentados al momento de esta nueva aprehensión,  a pocos metros del sitio conocido como El Indio el sábado 17 de julio anterior. Se formó una multitud atraída por la presencia de la Policía y del hombre sucio a quien hicieron bajar de la buseta; el tráfico prácticamente se paralizó; la ira por lo ocurrido con Hugo ante la justicia y el nuevo ataque a la pareja, encendió los ánimos. El grupo la emprendió contra el presunto delincuente quien fue rabiosamente castigado por la muchedumbre, sin que muy poco y nada pudiera hacer la Policía por defenderlo. Lograron controlar la situación una vez arribaron los refuerzos; eso evitó que el hombre fuera linchado. En ese mismo instante llegaba el esposo y víctima quien ya había sido enterado de la detención; lo necesitaban para confirmar responsabilidades. No tuvo duda; de inmediato lo identificó; vio el inconfundible rostro de la misma persona que había a amenazado a su esposa y su hijo sin nacer; también a él. Terminó por convencerse que era el verdugo que amenazó sus vidas cuando sintió el inocultable olor a mugre de Hugo”, quien, para entonces, se mostraba llenó de pánico; no se sabía si la piel de su cara era verde, gris o amarillo pálido; temblaba; la boca la mantenía completamente seca por la misma situación del momento. Allí se escucharon otros lamentos, todos irrepetibles por el calibre de las airadas expresiones y señalamientos que lanzaron los espontáneos testigos; en el ambiente se sintió que existe un creciente inconformismo por la inseguridad que, a todo instante, enfrentan los colombianos y, desde luego, a los fusagasugueños. Dolor social Enterado de las decisiones de la justicia por el caso de hace un año en el cual estaría comprometido Hugo”, el esposo y víctima no quiso presentar la denuncia. “Es una pérdida de tiempo”, se quejó; “Si lo dejaron en libertad por su posible implicación en un asesinato, mucho menos van a actuar por este caso”, siguió lamentándose. Y debe saber por qué lo dice; se trata de un prestante abogado quien ocupó importantes cargos en el municipio, la Gobernación de Cundinamarca y otras entidades del orden nacional. Dentro de sus responsabilidades como funcionario público tuvo que lidiar con esta clase de episodios y delincuentes. Su experiencia también le permitió conocer los esguinces que, de cuando en cuando, deja notar la justicia; y entre ellas la de Fusagasugá. Por eso no le sorprendió la noticia sobre la salida a la calle de Hugo”. Los medios de comunicación han dado cuenta de un fenómeno que, según ellos, impide adecuada resolución de hechos delictivos. Análisis de expertos juristas dicen que las fallas, y protuberantes, en ese aspecto, se deben al enorme volumen de casos los cuales, dadas las actuales circunstancia del desborde criminal en Colombia, les resulta humanamente imposible atender; otros pueden responder a negligencia. Cierto es, de acuerdo a sociólogos, que al país le hace falta inversión social, y mucha, que impida que los jóvenes sean absorbidos por el hampa debido a la falta de oportunidades. Esos recursos se quedan en manos de la corrupción. Los niños y jóvenes colombianos quedan expuestos, sin que puedan contar con la formación primaria de sus padres; ello tienen que trabajar desde antes de la salida de sol, hasta bien entrada la noche. Todo por unos pocos centavos para el sustento familiar. Sus hijos, entonces, quedan expuestos, sin ningún tipo de reserva, al vaivén de las bandas criminales que sí pueden actuar a sus anchas, dicen, palabra más palabra menos, los mismos expertos analistas de lo social en Colombia. El país, insisten, tampoco cuenta con políticas que permitan la resocialización de quienes caen en las redes del hampa. Ni siquiera hay cárceles suficientes. Hace pocos meses, precisamente, como lo recordó uno de los profesionales a quién se solicitó opinión al respecto, el Congreso hundió un proyecto que buscaba fijar castigos para los corruptos. La iniciativa no prosperó. Y es que hoy, sin temor a equivocaciones, en Colombia el delito es delito  dependiendo del protagonista; si el autor es de la élite social o política, pasa a ser una simple equivocación; pero si corresponde a alguien de la base, se trata de un vulgar hampón. Esa en una tesis reciente de acuerdo a lo expuesto por la nueva presidente de la Cámara de Representantes, Jennifer Arias, en respuesta a requerimientos de la prensa sobre su entorno familiar. La referencia ocurre en respuesta a la prensa sobre el caso en el cual uno de sus hermanos fue condenado por narcotráfico en los Estados Unidos: “mi hermano cometió una equivocación”, repitió numerosas veces. De todas formas, en ese escenario, así, es bien probable que muy pronto se vuelva a tener noticias de Hugo”; o de otros “hugos” quienes ya andan en las calles; o de varios más que están en “formándose” en el delito;  ojalá que no sea por un caso con desenlace fatal. De interés: Variante Delta del coronavirus llega a Colombia Entregarán recursos a jóvenes emprendedores en Cundinamarca Concretan ayudas para paneleros en Villeta, Cundinamarca Cundinamarca Implementa Sistema Departamental de Archivo Embalses de Cundinamarca aumentan sus niveles del agua